El rol del mercado tecnológico en el Estados Unidos de Trump 

La presencia de la élite tecnológica de Sillicon Valley en la toma de posesión de presidente Donald Trump es una señal que no puede pasarse de largo, simboliza la mancuerna tecnología-gobierno con fines tecno-imperialistas que contemplan la expansión de plataformas digitales, con el objetivo de configurar ecosistemas económicos a su favor, mediante prácticas como la extracción de valor de datos y la imposición de barreras a competidores locales. 

Desde que Donald Trump triunfó en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre de 2024, las empresas tecnológicas han reaccionado a su victoria, buena parte de los grandes actores se han plegado a la agenda política, económica y cultural de Trump de manera abierta, otros actores más pequeños no sólo han sido más cautos, sino que se han beneficiado de su postura ambigua, empresas como Mastodon o Bluesky, han visto crecer el número de usuarios de sus plataformas desde que Trump ganó las elecciones.  

Además de la presencia de Elon Musk, Tim Cook, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg, estos últimos ya han retirado de sus plataformas y empresa la políticas de verificación noticias y  la protección de minorías en sus espacios digitales; llamó la atención la presencia de Shou Zi Chew, CEO de TikTok, un guiño más a China que se suma a la invitación de Xi Jinping a la investidura, lo que se podría interpretar como la aceptación de Estados Unidos a un mundo tripolar, y el papel de las empresas tecnológicas como interlocutores en la relación político-económica entre Estados Unidos, China, Rusia y el resto del mundo. 

Otro indicador de la mancuerna imperialismo estadounidense y el mercado tecnológico es el impulso financiero que tuvieron las empresas tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, la mayor parte de las cuales tuvieron ganancias en sus acciones: Amazon .56%, Tesla .7%, Apple 1.49%, Meta .23%, Google 1.6%, Uber 2.5%, Nvidia 1.02% con dos interesantes excepciones: Open Ai -4.4% y Microsoft -.04%, estas dos últimas empresas han tenido fuertes desacuerdos no sólo con Trump, sino con Elon Musk, quien los ha definido como amenazas a la humanidad.  

La mancuerna tecno-imperialistas entre Sillicon Valley y Donald Trump puede traducirse en un futuro cercano en más explotación, más intromisión, más excesos y más autoritarismo, el cual será apoyado con dinero, peso político y hasta el propio ejército estadounidense, con un segundo riesgo la promoción estructural y funcional de ideas, discursos, valores y normas, priorizando una agenda conservadora.